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La sal, tu aliada contra la suciedad.

La sal, ese producto que todos tenemos en nuestros hogares y que añade chispa a nuestros platos. ¿Pero sabías que puede hacer mucho más? Si, si. Como oyes. Sus características hacen que la sal sea el producto perfecto para infinidad de cosas.
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A parte de su uso culinario, tiene otros tantos que seguro que no conocías. Puede solucionar muchos de nuestros problemas de limpieza en muy poco tiempo. Normalmente, se suele combinar con vinagre o limón para que su efecto sea más efectivo, pero junto a otros productos o incluso sola puede hacer milagros.
Te vamos a contar algunos de esos usos que harán que tus tareas del hogar se vuelvan mucho más sencillas.
– ¿Grasa quemada? No, gracias: Espárcela y déjala secar en las superficies donde haya este tipo de suciedad. Después, sólo hay que retirarla con un papel de cocina y toda la grasa será historia. También sirve si es un utensilio de hierro, haz lo mismo y termina lavándolo como siempre.
– Di adiós a la cal en la cafetera: Llena la jarra de cubitos y sal fina, agita con cuidado para que no salgan disparados los cubitos, y déjalo reposar durante unos 30 minutos. Para terminar sólo tienes que aclararlo con agua fría y verás como la cal ha desaparecido.
– Tazas de porcelana impolutas: Si tus tazas tienen pequeñas manchas de té o café, frota dichas manchas con sal humedecida y verás cómo se van.
– Tablas de madera como nuevas: Cubre la tabla de cortar de madera con sal y frota con un cepillo. Por último, acláralo con agua caliente y déjalo secar.
– Claras de huevo duras de retirar: Cuando se mancha algo con clara de huevo, luego es muy complicado que salgan esas manchas, pero con la sal todo será mucho más fácil. Espolvorea sal por encima y deja que actúe durante 20 minutos, ¡verás qué sencillo ahora!
– Fregadero sin olores, ¡es posible!: haz una mezcla de vinagre y sal y échala al desagüe. Se desharás del mal olor y de la grasa de paso.
– Hasta nunca, manchas de sudor: ese cerco amarillo que aparece por arte de magia en nuestras camisetas blancas y que parece que no nos va a abandonar nunca, puede irse. Añade cuatro cucharadas de sal en un libro de agua caliente y frótalo sobre la mancha.